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Los recuerdos del último eunuco chino
Valerie Strauss.
El País, 22-8-1992 (fragmentos)
Quien a principios de siglo fuera víctima de las intrigas y caprichos de un cruel emperador tiene ahora 91 años y pasa sus últimos días viviendo en paz en un templo budista. Sun Yaoting está protegido así por el Gobierno comunista de China, cuyos responsables afirman que él es el último eunuco vivo en este país.

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Moreno de piel, con una leve sombra de pelo ralo y gris, y un diente solitario que se marca sobre su labio inferior, Sun recorre las memorias de una vida que transcurrió en una de las más dramáticas encrucijadas del siglo.

A los 10 años supo que entraría a formar parte de la casta feudal de los eunucos cuando su padre le castró brutalmente. Como muchos eunucos terminaban siendo ricos, la paupérrima familia de Sun se consideré afortunada al saber que su hijo había sido aceptado. "No me enfadé con mi padre. Éramos tan pobres..", dice Sun, que entonces no sospechaba los efectos de la castración sobre su futuro, y sólo pensó que le estaban castigando. No pudo caminar durante dos meses.

Los dirigentes de entonces querían hombres que no representasen amenaza y competencia para ellos y les ayudasen en las tareas de gobierno. Para cumplir ambos requisitos y además proteger a sus concubinas, los emperadores los veían como los únicos varones de la corte a los que podían tener cerca sin peligro para ellos.

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