El documento confirma, en primera persona, lo que hasta ahora siempre había sido una sospecha alimentada, sobré todo, por los pronunciamientos que Biada hizo en vida a favor de la esclavitud. El testamento ha salido de su olvido del Archivo Nacional de La Habana gracias al trabajo realizado por el periodista mataronés Manuel Cusachs con ayuda de Carlos Berenguer, un cubano exiliado en Miami, y del historiador caribeño Eugenio Pérez. Los pormenores del hallazgo y los datos más reveladores del testamento han sido recogidos en un artículo publicado en la revista "Mataró Report".

Otros historiadores ya habían intentado hace tiempo recuperar el testamento, del cual se tenía conocimiento por la referencia que Biada hizo en el codicilo que firmó para rectificarlo en febrero de 1848, pocas semanas antes de su muerte. La copia del testamento que acompañaba al codicilo se perdió y el original se quedó guardado en Cuba y nunca se leyó. "Declaro que dichos mis bienes son constantes a mis albaceas y también de mis libros, en que se comprenden los esclavos que existen en mi morada...", dice Biada en su testamento. El documento, de dos paginas y media, no aclara cuantos esclavos poseía ni a qué los destinaba. "En aquella época la esclavitud era legal en Cuba y no se abolió hasta 1886. Sí que estaba en discusión", explica Manuel Cusachs. La fama de "negrero" de Biada ha enturbiado el reconocimiento a la obra que logró llevar a cabo. Cusachs considera que la confirmación de que tenia esclavos "no debe restar importancia a su obra".

Para el periodista mataronés, Biada está "injustamente olvidado fuera de Mataró". Un ejemplo: en la exposición realizada en Barcelona con motivo del 150 aniversario del primer tren de la Península no había ni una sola referencia al padre del ferrocarril. (Tampoco Mataró recordó a Biada cuando se cumplieron los 150 años de su muerte, pese a estar enterrado en el cementerio de la ciudad. Eso si, el Ayuntamiento cada 28 de octubre, e1 día del primer viaje Barcelona-Mataró, pone flores en su monumento.

Ademas de confirmar que tenia esclavos, el testamento revela que Biada y su esposa, Teresa Prats, tuvieron cinco hijos y no tres como se creía. Dos de ellos, Casimiro y Cristina, ya eran difuntos en 1833. Biada legó todos sus bienes, cuya cuantía se desconoce porque remite a los libros de cuentas, a sus tres hijos vivos, Miguel, Salvador y Juan.