Jaime Romera, sospecha que su tío está en una fosa común

“Mi tío (Arsenio) todavía está enterrado en la cuneta de la carretera de Barcones, pero no sabemos dónde... le mataron por sus ideas. Mi ilusión es que un día podamos encontrar sus restos… y darle una sepultura en condiciones.”

Arsenio era sindicalista. Le detuvieron el 21 de julio de 1936 y, varias semanas después, a su familia le contaron que le habían matado y enterrado en una fosa común.

Desde entonces, no han parado de buscarle. La ‘Asociación Recuerdo y Dignidad’ ha denunciado el caso de Arsenio, pero el Estado español no ha hecho nada para encontrar sus restos.

La ilusión de Jaime es encontrar los restos de su tío para darles una sepultura digna y que se sepa lo que pasó con el fin de que no vuelva a pasar nunca más.

Su caso no es único. Se estima que miles de personas fueron víctimas de desaparición forzada durante la guerra civil y el franquismo. Los restos de muchas de ellas están en fosas comunes de todo el territorio español. Sus familias mantienen viva la ilusión de conseguir justicia.

Esta acción ha finalizado. Hemos sido 327.065 firmantes

El 14 de octubre de 2021 entregamos en el Congreso de los Diputados más de 327.000 firmas, reclamando al Parlamento que garantice el respeto, la protección y la realización del derecho a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de las graves violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra Civil y el franquismo.

Ese mismo día comenzó la tramitación de la Ley de Memoria Democrática, superando las enmiendas a la totalidad presentadas por algunos grupos parlamentarios. La ley permitirá avanzar, pero también cuenta con importantes ausencias, como que no se eliminen los obstáculos a la investigación judicial de los crímenes de derecho internacional cometidos en España en el pasado.

Pero hoy nos encontramos un paso más cerca para que haya verdad, justicia y reparación, gracias a la lucha y el trabajo en el que muchas personas se han volcado, destacando a las asociaciones de víctimas y familiares, infatigables contra la impunidad por las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en el Estado español.

Cada firma, junto a otras cientos de miles de firmas, hacen como las gotas que caen sobre la piedra, abriendo paso hacia una victoria necesaria para los derechos humanos. Seguiremos, sin duda, pero también ya podemos celebrar cómo nuestra incansable persistencia nos permite proyectar en el horizonte un mundo en el que se haga justicia. Por ello, GRACIAS.