"Los
chistes incluyen, ciertamente, una intencionalidad cognitiva. La puntilla
final pretende transmitir algún tipo de percepción. Pero
¿es ésta necesariamente válida? Es evidente que no.
Basta recordar la excesiva abundancia de chistes que intentan denigrar
a tal o cual grupo étnico, racial o religioso, atribuyéndole
características patentemente falsas y engañosas. En pocas
palabras, es tan posible contar una mentira de manera ingeniosa como revelar
la verdad mediante el ingenio. Dicho de otro modo, la capacidad de una
afirmación para suscitar una respuesta cómica no aclara el
problema de su validez." Peter
Berger. Risa redentora. Kairós. Barcelona, 1999
En nuestro caso, las condiciones de validez
están claras: el chiste útil (ya sea de humor negro, satírico,
blanco...) se ha de caracterizar por su capacidad de sugerir o favorecer,
de forma directa o indirecta, una reflexión sobre (o un apuntalamiento
de) los principios contenidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos.
Si no perdemos de vista esta característica
(la finalidad de su utilización), podremos aprovechar, y disfrutar
aprovechándolas, las grandes posibilidades que nos ofrece el trabajo
con el humor gráfico.
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Amnistia
Internacional Catalunya, Grup d'educació
