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Guía de educación en derechos humanos / Inicio.

Propuestas basadas en la expresión corporal y la dramatización
Canciones, poemas, textos y coreografías


Información general sobre las propuestas de este apartado sobre expresión corporal y dramatización.
Descripción
Partiendo de una canción, un poema, un texto o una pieza musical relacionada con los derechos humanos, un grupo de alumnos baila e interpreta la información que el narrador o cantante expone.

Área
Tutoría, lengua, ética, inglés.

Edad
A partir de 12 años.

Duración
Dos sesiones de 60 minutos.

Derecho relacionado
Diferente según la canción, el poema o el texto escogido.
>> documentos de las Naciones Unidas en formato HTML y PDF.

Objetivos
Dar a conocer derechos humanos concretos.
Motivar a los alumnos/as hacia el respeto y potenciación de los derechos humanos en su entorno y en la sociedad.
Incentivar la creatividad de los alumnos/as mediante la expresión corporal y la danza.

Preparación por parte del profesorado
Escuchar y leer las canciones, los poemas y los textos con los que se trabajará, para conocerlos a fondo.

Material o soporte
Espacio suficiente: se puede realizar en la misma aula apartando mesas y sillas. También se puede utilizar una aula grande, o incluso, si existe, la sala de actos del centro.
La letra de les canciones, de los poemas o de los textos representados.
El texto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Instrumentos de percusión.
Según la opción escogida, aparato reproductor de música.

Metodología
Primera sesión de 60 minutos: preparación y ensayo.
Segunda sesión de 60 minutos: realización de las danzas y coreografías; evaluación.

Se proponen 3 opciones:
1. Partir de una canción. Por ejemplo, “Get up stand up”, de Bob Marley (fichas musicales).
2. Partir de un poema. Por ejemplo “La marioneta”, de autor desconocido. Anexo 1.
3. Partir de un texto. Por ejemplo, “El elefante encadenado”, de Jorge Bucay. Anexo 2.
También se pueden escoger otros textos o canciones, consultar el apartado Continuidad o relación con otras actividades.

1ª sesión
- Se reparte la letra de la canción, el poema o el texto escogido. En el caso de la canción, si ésta es en inglés, según sea el nivel de inglés del grupo, se puede facilitar la traducción.
- Según los casos, se escucha la canción (con el texto delante), se lee el poema o el texto seleccionado.
- Se aclaran las dudas de vocabulario y de expresión.
- Se hacen grupos de 4 a 6 alumnos y se reparte la Declaración de Derechos Humanos a cada grupo.
- Se explica la propuesta de trabajo:
a) Relacionar la letra de la canción, del poema o el texto con uno o más derechos humanos.
b) Interpretar la letra con movimientos, gestos, danza, voces, gritos, percusión, etc.
c) Cada grupo puede nombrar un director si lo considera necesario.
d) Ensayar la interpretación para la siguiente sesión (en el caso de las canciones, cada grupo tiene que disponer de un aparato reproductor de música).
e) Escribir una presentación de la interpretación dirigida al grupo clase en la que se relacione la representación con uno o más derechos humanos.

2ª sesión
- Cada grupo hace su interpretación. Es muy importante que primero se lea o se explique la presentación al grupo clase relacionándola con uno o más derechos humanos.
- Al acabar todas las representaciones se hace la evaluación. También se puede hacer una evaluación después de la interpretación de cada grupo.

Evaluación
- ¿Se ha entendido lo que se quería comunicar con la interpretación?
- ¿Qué ideas, situaciones, sentimientos, han aparecido?
- ¿Ha quedado clara la relación entre la interpretación y el derecho humano escogido?
- ¿Se ha descubierto algún sentimiento o situación nueva?
- ¿Con qué situaciones de la escuela se puede relacionar la interpretación?
- ¿Es necesario mejorar esta situación? ¿Cómo?
- Podemos proponer uno o dos objetivos concretos que ayuden a mejorar la convivencia en la clase, en el patio, en la escuela, en el barrio... En este caso, habrá que recordar de vez en cuando estos objetivos para analizar si se van consiguiendo.

Continuidad o relación con otras actividades
Se puede repetir aprovechando los textos y las canciones de los siguientes apartados:
Literatura y derechos humanos.
Música y derechos humanos, fichas musicales.
Actividades relacionadas de la Guía:
Rapeando.
Poemas y canciones.

Elaboración del material
Grup d’Educació, Amnistia Internacional Catalunya.

Anexo 1: La marioneta
Texto de autor desconocido (atribuido en su momento a Gabriel García Márquez, éste siempre ha negado ser el autor)

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y  me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría mas, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.

Escucharía cuando los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna.

Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...

No dejaría pasar un solo instante sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.

Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.

A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.

A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.

A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres...

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por primera vez el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Anexo 2: El elefante encadenado
Jorge Bucay,  “Déjame que te cuente”, RBA

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.

¿Qué lo sujeta entonces?

¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porqué estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: “si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.

Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro, y al otro...Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.

Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza...