Principal > Documentos > Pena de muerte >

Historia de la pena de muerte

Decapitación


La decapitación es uno de los métodos más antiguos de ejecución. Mediante hacha o espada, en ambos casos requiere una gran habilidad por parte del verdugo, ya que cuando éste no es experto en su manejo es fácil que la ejecución se prolongue a base de los repetidos intentos de cercenar la cabeza del condenado, dando lugar a escenas dantescas. Unas agonías largas y dolorosas que, por otro lado, muchas veces no son accidentales:
"Este suplicio atroz de 'estar expuesto a recibir varias muertes en vez de una', como diría el verdugo francés Sanson, se repite centenares de veces con caracteres terroríficos, en unos y otros países, en unas y otras épocas. Puesto que la muerte por decapitación es mucho más terrible si la realiza una mano torpe, hemos de creer a las crónicas cuando aseguran que en ocasiones se ha puesto la espada o el hacha en las manos más inhábiles o más débiles al objeto de hacer más penosa la muerte de aquellos a los que se condena."
Daniel Sueiro. La pena de muerte. Alianza Alfaguara. Madrid, 1974
En Inglaterra, antes de la ejecución mediante la horca, la decapitación con hacha era el método comúnmente utilizado, al igual que en otros países europeos como Suecia o Dinamarca. Mientras, en Francia, Alemania, Holanda, Persia, Japón y China, la decapitación se llevaba a cabo con espada. En los países islámicos el uso de la espada también era habitual (en la actualidad, la decapitación sigue vigente en Arabia Saudí).

En la España medieval, era habitual la ejecución del condenado mediante el degüello, siendo decapitado posteriormente, una vez muerto, con el objetivo de poder mostrar la cabeza a la multitud congregada con motivo de la ejecución.

A finales del siglo XVIII, en Francia, la creciente repulsa a los espectáculos macabros en los que se convertían algunas ejecuciones, será el incentivo para buscar un método de decapitación más fiable: la guillotina. Con anterioridad, en Alemania, Holanda, Nápoles, Inglaterra y Escocia se habían usado ya en alguna ocasión máquinas parecidas a la futura guillotina, consistentes en una cuchilla pesada que al descender por unas guías decapitaba al reo.

Los doctores Joseph Ignace Guillotin y Antoine Louis, junto con el artesano y mecánico de origen alemán Tobías Schmidt, serán los protagonistas del desarrollo y la puesta en marcha de la guillotina en Francia. Guillotin ya propuso el uso de un primer prototipo en 1789. En 1792, Louis modificó la cuchilla horizontal por otra de forma oblicua, de mayor efectividad en el corte:

"El comité legislativo me ha hecho el honor de consultarme sobre dos cartas escritas a la Asamblea Nacional, en lo concerniente al artículo 3 del título 1.° del Código penal, que determina que a todo condenado a la pena de muerte se le cortará la cabeza. (...) La experiencia y la razón demuestran también que la forma vigente en el pasado para cortar la cabeza a un criminal lo expone a un suplicio más espantoso que la simple privación de la vida, que es el deseo formal de la ley; para darle cumplimiento, es preciso que la ejecución sea hecha al instante y de un solo golpe. Los ejemplos prueban la dificultad de alcanzarlo. (...) No costará mandar construir una máquina semejante, cuyo efecto es infalible; la decapitación se hará en un instante, siguiendo el espíritu y la voluntad de la nueva ley; será fácil de probar con cadáveres y también sobre un carnero vivo."
Informe razonado sobre el modo de decapitación. Doctor Louis. Citado en "La guillotina y la figuración del terror", Editorial Labor, Barcelona, 1989
>> fragmento ampliado
La Asamblea Constituyente adoptó su uso, y el primer ajusticiado, el mismo año, fue Jaques Pelletier (27 de mayo de 1792), condenado por robo con violencia. Luis XVI y su esposa María Antonieta fueron guillotinados, respectivamente, el 21 de enero y el 16 de octubre de 1973. Entre 1793 y 1794, durante el periodo del Terror revolucionario (desencadenado para frenar a los reaccionarios), en el que Robespierre tuvo un gran protagonismo, fueron ejecutadas 40.000 personas. El mismo Robespierre murió guillotinado el 28 de julio de 1794.

Durante estos años, la guillotina alcanza una enorme popularidad que se traduce en letanías revolucionarias, a imitación de las religiosas:

"Santa Guillotina, protectora de los patriotas, ruega por nosotros.
"Santa Guillotina, espanto de los aristócratas, protégenos.
"Máquina amable, ten piedad de nosotros.
"Máquina admirable, ten piedad de nosotros.
"Santa Guillotina, líbranos de nuestros enemigos."
Citado en "La guillotina y la figuración del terror", Editorial Labor, Barcelona, 1989
La última ejecución mediante la guillotina en Francia se llevó a cabo en 1977 y en 1981 se abolió la pena de muerte. En distintas épocas, se ha usado a guillotina en Suecia, Alemania, Rusia, Grecia, Madagascar, Vietnam, Laos, Camerún y la Guayana francesa. La utilización en este último lugar se relata en distintas ocasiones en Papillón, la novela de Henri Charriere basada en la vida en el penal del preso que da título a la obra:
"En la Royale, en el cuartel de los castigados, hay una guillotina. Cada pieza está bien guardada en un local especial. En el patio, las cinco losas sobre las que la levantan, bien juntas y niveladas. Cada semana, el verdugo y sus ayudantes, dos presidiarios, montan la guillotina con la cuchilla y toda la pesca y cortan uno o dos troncos de banano. Así, están seguros de que siempre está en buen estado su funcionamiento."
>> fragmento ampliado

vuelve al inicio