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 Manifiesto 2000
Por una cultura de paz y no violencia
Con motivo del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948-1998), el entonces próximo año 2000 fue proclamado por las Naciones Unidas "Año Internacional de la cultura de paz", y el período 2001-2010 "Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo".

Entre los actos programados para el año 2000, la Unesco promovió el "Manifiesto 2000, por una cultura de paz y no violencia" (elaborado por un grupo de Premios Nobel de la Paz) con el objetivo de que el mayor número de personas de todo el mundo se adhiriera a él.
Entre los primeros firmantes del manifiesto figuraron Norman Borlaug, Adolfo Pérez Esquivel, el Dalai Lama, Mikhail Gorbachev, Mairead Maguire, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Shimón Peres, José Ramos Horta, Joseph Roblat, Desmond Tutú, David Trimble, Elie Wiesel, Carlos Felipo Ximenes Belo...

Aquella iniciativa coincidió y apoyó la aprobación por parte de las Naciones Unidas de la "Declaración sobre una cultura de paz" y el "Programa de acción sobre una cultura de paz" (13 de septiembre de 1999)
 
Manifiesto 2000. Por una cultura de paz y no violencia
Reconociendo mi parte de responsabilidad ante el futuro de la humanidad, especialmente para los niños de hoy y de mañana, me comprometo en mi vida diaria, en mi familia, mi trabajo, mi comunidad, mi país y mi región a:
  • respetar la vida y la dignidad de cada persona, sin discriminación ni prejuicios;
  • practicar la no violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física, sexual, sicológica, económica y social, en particular hacia los más débiles y vulnerables, como los niños y los adolescentes;
  • compartir mi tiempo y mis recursos materiales cultivando la generosidad a fin de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica;
  • defender la libertad de expresión y la diversidad cultural privilegiando siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la maledicencia y el rechazo del prójimo;
  • promover un consumo responsable y un modo de desarrollo que tenga en cuenta la importancia de todas las formas de vida y el equilibrio de los recursos naturales del planeta;
  • contribuir al desarrollo de mi comunidad, propiciando la plena participación de las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con el fin de crear juntos nuevas formas de solidaridad.

"La paz no sólo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en que se promueva el diálogo y se solucionen los conflictos en un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos."
Declaración sobre una cultura de paz. Naciones Unidas, 13 de septiembre de 1999


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