Amnistia Internacional Catalunya, Grup d'educació
 Tortura  > Índice de textos sobre la tortura

Autobiografía de Federico Sánchez
Jorge Semprún
. Editorial Planeta, 1977 (p. 63)
Durante años, has estado imaginando concretamente, para prepararte a ella moralmente, la tortura a la que podrías ser sometido. No te es difícil imaginar. Ya tienes cierta experiencia de la tortura. Ya has estado en manos de una policía tan hábil y tan experta, por lo menos, como la nuestra en esos menesteres. Has estado en manos de la Gestapo. Quince días largos de interrogatorios de la Gestapo te habían dado ya, años atrás, una relativa experiencia de la tortura, un relativo conocimiento de lo que significa resistirla sin denunciar ningún nombre, ningún dato de la organización clandestina. Era en otoño, también, en Auxerre, en 1943. Había rosas otoñales en el jardín de la villa de la Gestapo en Auxerre. Hoy, sin embargo, cuando piensas en la tortura posible no recuerdas las rosas del jardín de la Gestapo, ni la dentadura aurífera de Haas, el jefe de la Gestapo. Cuando piensas en la tortura, no piensas en el pasado, sino en el porvenir. Y el porvenir tiene un nombre. Se llama Conesa. La imagen de Conesa surge ante ti. Es una imagen genérica, tú no conoces a Conesa. Simón Sánchez Montero te ha hablado de Conesa. Lobato te ha hablado de Conesa. Antonio Pérez te ha hablado de Conesa. Antonio te lo ha descrito con mucho detalle. Te ha dicho que era de una palidez enfermiza. Durante el primer interrogatorio, allá por los años durísirtlos que siguieron a la victoria de Franco, mientras Gilabert le golpeaba, Antonio vio cómo Conesa removía una cucharilla en un vaso de agua bicarbonatada con un aire ausente. Antonio se fijó en los ojos desvaídos de Conesa, grises o pardos, que acentuaban el cansancio aparente de la figura. En realidad, todos los camaradas que han pasado por los sótanos de la Puerta del Sol desde 1939 te han hablado de Conesa. Pilar Claudín también te ha hablado de Conesa. Ahora los estudiantes comienzan a hablar de otros tipos de la Brigada: Campanero; o "el de la mancha morada". Otros tipos, otros nombres, otros apodos. Pero Conesa sigue siendo el nombre, la imagen genérica de un pasado de violencia y de sangre. Y ese pasado puede ser tu porvenir. Si te detienen, es probable que Conesa se moleste para ocuparse de un miembro del Comité Ejecutivo del PCE.